Wonder Woman Episodio 5: IMPACTO -parte uno- Escrito por Tom Monroe.


Wonder Woman Episodio 5: IMPACTO –parte uno- 

                                                     
El verde del parque de los Trevor ha desaparecido por completo bajo la nieve, y el amarillo del sol brilla en un cielo limpio reflejándose en los cristales de la residencia. Steve se acomoda el uniforme militar frente a un espejo y observa a Lyndsay que entra a la habitación cargada de paquetes. Después que se saca los guantes, la muchacha toma por detrás a su novio y le cuenta acerca de la fiesta que viene preparando para celebrar el mes de su llegada. Frente a otro espejo, Diana se acomoda unos anteojos y mientras contempla el uniforme que lleva puesto, un flashback le trae a Steve desde su memoria: en Themischira, frente al oleaje tímido de la playa, él la instruye acerca de los movimientos que tendrá que realizar para conseguir el puesto en el proyecto “Cazadora”. -El punto es pues, disuadir a estas personas- le refiere Steve.-Tengo un amigo que puede ayudarme en eso -le contesta la amazona-¿Un amigo?- Le pregunta un Steve extrañado. Diana termina de sujetarse el cabello tenso en un rodete, y del bolsillo de su saco militar saca un lazo que en contacto con su mano se vuelve incandescente. Títulos

En la primera fila de la sala judicial, Helena Circe tiene la mirada fija en el interrogado. Steve comparece frente a un tribunal militar por la desaparición del avión. Las preguntas de los abogados apuntan todas a lo mismo: el momento y el lugar del accidente. Cuando la audiencia termina, Steve sale furioso por el escepticismo que ha percibido; ni siquiera el General Blanchestein parece ser el de antes. La verdad, es que ni los especialistas han podido explicar el fenómeno de su amnesia: como si una porción de su memoria hubiera sido cortada con bisturí de la línea del tiempo. En la oficina Etta lo recibe cálidamente y trata de disculparse porque ahora es la secretaria de Helena.

Mientras Diana espera para la prueba con el ingeniero Mark Jason, Helena la observa a través del cristal y le comenta al Teniente Gregor que no importa la puntuación que la nueva haya obtenido, que el lugar de copiloto ya está dispuesto para él. Seguidamente, por teléfono imparte una orden: “El coronel Trevor y el ingeniero estarán excepcionalmente juntos en una zona sin vigilancia. Esta noche no puede desperdiciarse”. Etta invita a Diana a la oficina del ingeniero, y mientras caminan por un largo pasillo, el tiempo le es suficiente para darse cuenta que la Teniente Prince es una persona agradable.

Cuando Steve entra a la oficina de diseños, su amigo el ingeniero Jason se queda mirándolo por un momento sin decirle palabra alguna. Después, el mismo Steve bromea para restar importancia a la medida que han tomado: hasta que se aclare el asunto de la desaparición del avión, el Coronel Trevor deberá permanecer apartado del proyecto. Mark termina de colocarse una chaqueta blanca y se marcha para probar a los nuevos pilotos y copilotos, pero no sin antes que Steve lo invite a la recepción que le organizan por la noche en su residencia: -¡Y lleva una amiga!, que la gente empieza a pensar que sólo vives para tu avión- le protesta Steve mientras Mark se pierde por el pasillo. El ingeniero llega a la sala donde se encuentran los simuladores de vuelo y le es imposible no reparar en la figura de Diana: ella no sólo es la única mujer del grupo, hay algo en su mirada en su saludo que la vuelve misteriosamente impactante. Helena Circe aparece por el gran ventanal que se abre en un ala de la sala y aparentemente calma espera los resultados de la prueba. Cinco parejas entran en los simuladores, y mientras Diana se presenta al piloto que le ha tocado en suerte, se coloca el casco y comienza a realizar los preparativos propios del copiloto. Las secuencias comienzan y las supuestas dificultades aparecen gradualmente. Tom, el piloto de Diana, no comprende la velocidad con que se suscitan los obstáculos: el bombardeo de conflictos parece fuera de control. Algo inusual en el modelo que les ha tocado está ocurriendo. Y cuando el avión amenaza con hacer impacto, Diana, toma en sus manos las situaciones y sortea uno a uno los problemas que les han exageradamente impuesto. Sus manos, su mismo cererbro, se han movido demasiado rápidos, por eso, cuando todos felicitan a Tom por la puntuación, éste con la boca apenas abierta, no puede apartar la mirada de Diana que se aparta discretamente.

Cuando el ingeniero conversa con Diana, se queda sorprendido por las respuestas sencillas y sinceras de la entrevistada; y en un giro del diálogo, la invita, como nuevo miembro del equipo, a una recepción en la que conocerá al mejor piloto del país. Helena, mientras tanto, se comunica por celular: -No sé qué es lo que ha fallado en el boicot del simulador pero la nueva asistente no puede continuar. Hay que estimular al “sujeto” para que la visite: es una muchacha, joven, muy bonita, es una lástima que haya sido la última prueba que pasa.

Diana atraviesa el desolado parque que la lleva a su departamento, y aunque sólo se escuchan sus pasos en la nieve, ella, con oído de cazadora percibe una respiración agitada a sus espaldas. Al volver sobre sus pisadas se encuentra con un hombre de rostro desagradable, que se coloca unos guantes con garras y que va perdiendo la sonrisa siniestra a medida que avanza y contempla el rostro tranquilo de Diana. El sujeto, acostumbrado a estimularse con el miedo de sus víctimas no puede aceptar la calma de su presa. En una mezcla de odio e intriga lleva sus garras hacia el cuello de Diana y cuando parece que nada va a suceder, la mano de la amazona surge súbditamente y le sujeta el brazo con fuerza. El atacante intenta aumentar la violencia, entonces la extraña mujer lo lanza fácilmente sobre unos arbustos. Derrotado saca del sobretodo una pistola plateada; entonces Diana aprieta con fuerzas sus puños cerrados, y un pequeño resplandor alrededor de sus muñecas aparece brevemente para dar paso a un par de brazaletes metálicos. El proyectil abandona el arma para interrumpir su curso al impactar en el acero plateado de la muñeca de Diana. 

El padre de Steve le avisa que acaba de llegar Mark y que trae al fin compañía. Steve, apresurado se dirige a la planta baja y mientras desciende las escaleras, observa a su amigo Jason sacándose la nieve del traje, y a una dama de espaldas, que entrega su abrigo al mayordomo que los ha recibido. Cuando el Coronel Trevor llega a la puerta de entrada, Diana se vuelve hacia él mientras Mark se la presenta: -Diana Prince, nueva copiloto oficial de nuestra nave-.La mirada de Steve permanece como detenida; frente a él, Diana, con una sonrisa cálida, no puede ocultar, a pesar de los anteojos que lleva puestos, el brillo del azul intenso de sus ojos. 

Créditos
Próximo episodio: Impacto –parte dos-

Nos Vemos.

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