WONDER WOMAN Episodio 9: FAMILIA.
En un bus escolar algunos niños viene
conversando y otros se encuentran hechizados con sus celulares. En la
acera de la residencia Jason, Tim desciende y camina unas metros
hasta que recibe una llamada. La Señora Jason observa por la ventana
el transporte que se marcha y aguarda el familiar ruido de su hijo
entrando cansado por la puerta. Pero después de un momento de
silencio, inquieta baja las escaleras y transita por el sendero que
lleva hacia afuera. El recorrido se ha terminado, Tim no aparece, y
cuando voltea a su alrededor en busca de alguna señal, un celular
tirado en el camino comienza a sonar. Marta descubre que se trata del
aparato de su hijo y al recibir la llamada su rostro se desfigura y
no es capaz de decir una palabra. Títulos
En el funeral de Tom, mientras los
soldados realizan el homenaje, una treintena de familiares permanece
en silencio. En seguida que la teniente Prince arroja su rosa, se
vuelve y, sin disimular su dolor, recuesta el rostro sobre el hombro
de Steve. El coronel la abraza delicadamente y la retira unos pasos
mientras los demás continúan con los honores. Acallan las últimas
notas de los instrumentos y la gente se dispersa silenciosamente por
el parque nevado en busca de los coches estacionados. Con una
intención definida, el padre de Steve alcanza a Diana y comienza a
platicarle de la importancia de la familia en momentos como estos. En
seguida le agrega sin más: Usted no sólo es inteligente señorita
Prince, además parece ser una persona buena. Por eso, -continua ante
la mirada interesada de Diana- sé que hará lo justo para no
arruinar una relación de años- le manifiesta con firmeza mientras
dirige su mirada hacia Steve y Lyndsay que conversan a unos metros de
distancia- La princesa de Themischira, cuya nobleza se forjado cada
vez más con el paso del tiempo, no puede dejar de sentirse
interpelada por la palabra “justo”. Por eso, sin gesto demasiado
afectado le responde que se quede tranquilo, que sus preocupaciones
son otras.
La residencia de los Jason se encuentra
vigilada y los dueños, siguiendo las instrucciones al pie de la
letra, sólo se han comunicado con el hermano de Thomas: Mark Jason,
el ingeniero aeronáutico más renombrado del ambiente científico.
Helena Circe intenta encontrarse con
Etta que lleva desaparecida un buen rato. Ya comienza a cansarse de
la actitud desafiante de su secretaría, y al mismo tiempo sabe muy
bien que ha perdido el control sobre ella, por eso le preocupa hoy
especialmente su tardanza.
Steve, Etta, y Diana se encuentran con
el Dr. Jason en una de sus oficinas de diseño. Etta sostiene la mano
de Mark que afligido les relata lo sucedido y el porqué de no llamar
la atención de las cuerpos especiales: teme que en la base no todos
sean de fiar, y no puede arriesgarse a que su a sobrino le pase algo.
Por eso, si no encuentra una solución accederá sin dudar a lo que
le piden los secuestradores: entregarse en cierto lugar donde
recibirá instrucciones. Steve trata de convencerlo razonando que no
hay garantías de que con su acción el niño sea liberado. Pero Mark
sabe muy bien que quieren que él trabaje en el diseño del avión y
que para ello necesitan mantenerlo tranquilo. La acusación de Circe
por la desaparición de Etta lleva al general Blanchestein hasta la
oficina, donde se entera de lo ocurrido. Allí, no hace falta mucho
para convencerlo, él también viene sospechando de que el mal ha
llegado al interior de sus propias fuerzas, por eso decide organizar
las cosas cautamente. Experimentado en el manejo de las situaciones,
sólo reúne a un grupo selecto y desde allí comienza con el
operativo: lo primero es acercarse a la familia Jason sin llamar la
atención. Conociendo ya con quiénes se enfrentan, cualquier
sospecha de que las autoridades están informadas puede terminar en
una tragedia.
Cuando Diana y Etta llegan a la casa de
la familia Jason, tres hombres les salen al encuentro y las obligan a
bajarse del auto. Diana no se inmuta y permanece en el interior
mirándolos en forma grave. Entonces uno de ellos se acerca, le
sujeta el cabello, lo huele y le pregunta si prefiere que la retire
de un tirón. Pero cuando menos lo espera, el antebrazo de ella lo
golpea una sola vez en el abdomen y lo lanza a tres metros de
distancia. Los otros dos, aunque demoran en reponerse de lo sucedido,
sacan inmediatamente sus armas, pero Etta, a quien han dejado
descuidada, saca la suya y le apunta a uno en la cabeza. El que
queda, sin pensarlo dispara contra Diana, y los tres proyectiles
perforan su blusa floreada para centellearse en los brazaletes que se
encuentran debajo. Lo demás, sigue demasiado acelerado como para que
puedan entender lo que sucede. La amazona ha saltado fuera y los ha
tomado del cuello remolcándolos hasta el capote del coche.
Steve y el resto del equipo se dirigen
con Mark Jason a la zona establecida para el intercambio. La cara de
Etta se ha puesto enrojecida mientras discute con Diana porque ésta
quiere actuar sola. La única manera de que Helena sea detenida es
que el proceso se haga por vía reglamentaria. Sin embargo, Diana ha
averiguado lo necesario para proceder: los mercenarios que intentaron
detenerlas confesaron estar dirigidos a través de una línea
telefónica; y al rastrear el celular, Etta constató que venía del
interior de una dependencia de la base. Al llamar, comprobó que le
sonaba a uno de los empleados de Helena en la oficina en que se
encontraban reunidos. Ahora se trata de aclarar este eslabón oscuro,
y no se puede perder tiempo en una orden para interrogar
judicialmente, ella debe hacerlo a su modo.
Helena, por su parte, ya ha caído en
la cuenta de que las cosas no van por el camino trazado, y se
resguarda en una sala blindada para sacar información de sus
ordenadores. La puerta de acero es la única salida del pequeño
recinto de seguridad; por eso, cuando, la capitán Circe empieza a
observar cómo se arquea ante una presión exterior, se sitúa contra
la pared. Después que la cerradura cede la puerta se abre y aparece
una mujer vestida de azul y rojo que encaja con la figura que Circe
aguardaba: señorita Prince, no podía esperar menos de usted- le
comenta tranquila mientras recupera la compostura. La amazona saca de
su cintura el lazo y la mira diciéndole que algunas cosas de las
conversaciones que han tenido no le han quedado claras. Helena, que
no ha perdido la calma, le responde: muchacha estúpida, tanto te
arrepentirás de haberte atravesado en mi camino.
En una oficina convulsionada, el
General Blanchestein se comunica con el equipo de Steve que se dirige
a la zona costera. Los detectores de calor muestran en la computadora
de Etta, la ubicación exacta de un centro de operaciones -inusuales
a esas horas- en el muelle. El grupo de hombres del coronel Trevor se
distribuye sigilosamente por las dependencias de los galpones y
sorprende a la partida de delincuentes que mantiene encerrado al niño
en una habitación oscura. En la base, el general se da vueltas para
pedirle información a Diana pero se asombra al no hallarla donde
unos segundos atrás se encontraba. En el tiroteo la ventaja es para
quienes han entrado por sorpresa, y poco a poco van venciendo la
resistencia. En los momentos finales del encuentro, una camioneta
logra evadir la redada y escapa a toda marcha por una salida
disimulada de un depósito contiguo. En la huida se observan, por los
tejados del trayecto que recorren, un par de piernas enfundadas en
botas rojas que los persigue. Y, cuando ya se piensan librados, una
mujer cae del cielo y se ubica en el medio de la calle oscura donde
los espera. El vehículo arremete a toda velocidad, pero una bota
roja se empotra en el tren delantero que se hunde chirriando y
haciendo estallar los cristales del parabrisas. Dentro, los pasajeros
delanteros han quedado inmóviles y el vapor del motor destrozado los
envuelve lentamente. Diana se dirige a la parte trasera y arranca la
puerta, dentro, un niño claramente angustiado no repara en lo
extravagante del atuendo de su heroína. Los ojos y la sonrisa de la
amazona le infunden confianza, por eso se arroja a sus brazos y la
abraza con fuerza.
Después que Mark recibe a su sobrino
se dirige a Diana y a Steve y seriamente les confiesa que va a viajar
a África. Ante la mirada perpleja de ambos él les explica la
situación: si uno de su familiares saliera lastimado no se lo
perdonaría, y por lo intereses que están en juego, tarde o temprano
es lo que ocurrirá. Sabe que los planes del avión ya están en
manos riesgosas y que sí o sí lo necesitan para que los explique.
Por eso está dispuesto a encontrarse con este grupo, y una vez
dentro será él mismo quien los lleve hacia ellos. Steve acepta el
plan, siempre y cuando deje que lo organicen bien, en una acción
conjunta, y naturalmente, después de la cena de Navidad.
Inútilmente interrogan a Helena sobre
lo sucedido, desde el momento que fue detenida no ha dicho una sola
palabra. Mientras se la llevan, se cruza con la teniente Prince a
quien dirige una sonrisa sarcástica. Etta se encuentra en
dificultades cuando intenta explicar los detalles que la llevaron a
descubrir tal grave filtración. Diana, en cambio, ante el silencio
de Circe, solo comenta que al llegar encontró a la capitán atada
con un cartel que llevaba escrito la localización del secuestrado.
En un ambiente todavía convulsionado,
al general Blanchestein le cuesta atraer la atención del equipo que
examina el material que se rescató de las manos de Circe. Sin
embargo, el silencio se impone cuando un video deja a todos
sorprendidos: la filmación casera muestra a los marines de misión
en África cuando son atacados por lo que parece ser un animal. En
los segundos siguientes, el presentador congela la imagen y en un
primer plano aparece el rostro de una bestia que se levanta de la
maleza. Sin embargo, para Diana no ha sido lo más impactante, el
final de la cinta es el que la ha dejado con un nudo en la garganta:
un armazón sostiene un pedazo de metal sobre el cual se efectúan
potentes disparos; inmediatamente, la cámara se acerca y se puede
ver una mano que muestra el material sin una raspadura. Ante los ojos
de la princesa aparece lo que temía: un brazalete de amazona es el
objeto con el cual se ha experimentado.
El grupo se disuelve y Steve se acerca
a Diana, que sigue confundida, preguntándole si su familiares viven
lejos, a lo que ella responde que bastante. Entonces el coronel la
invita a su casa para la cena de Navidad, pero la princesa le
agradece excusándose de que ya tiene planes, recoge sus cosas y se
marcha sin voltear. Steve, en cambio, observándola mientras se
aleja, comienza a sentir que esa noche algo faltará.
En un edificio de gobierno, el general
Blanchestein se encuentra reunido con el presidente y los jefes de
gobierno para observar una cinta de seguridad de la base: Una mujer
vestida con un traje llamativo, abre, con sus propias manos, la
puerta de acero de la bóveda en la que encontraron a Helena. El
rostro no se exhibe claro, sólo su figura atlética y bien formada.
Cuando la proyección termina, una orden resuena categórica:
señores, ya hay que saber quién es esta mujer maravilla.
En la residencia Trevor la familia se
encuentra reunida en torno a la mesa mientras el fuego del hogar
brinda la luz adecuada al ambiente. Lyndsay abraza a Steve que bromea
con su sobrino más pequeño y el patriarca de la familia sirve a
todos un coñac añejado. En la casa de los Jason, las fiestas son
más discretas aunque tienen grandes motivos para celebrar. En la
azotea del edificio de Diana, nuestra amazona, con la mirada perdida
en la ciudad que se cubre serenamente de nieve, se encuentra de pie
en la pequeña muralla al borde del vacío. En su cintura lleva un
pequeño dispositivo que controla su nave; una nave especial que
puede reducir su velocidad en pleno vuelo sin perder altura. El avión
invisible bordea dócilmente el edificio y Diana de un salto se
coloca en su interior. Ya dentro se puede escuchar su voz que
exterioriza: A casa, dónde el amor sana.
CREDITOS
Próximo episodio: ÁFRICA
Faltan sólo cuatro episodios para el
final.
NOS VEMOS
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