Hoy les quiero compartir, una entrevista, -Ficticia obviamente- a La Princesa Diana. Escrita por Alan Rulf. En su blog de el mismo nombre "El Blog de Alan Rulf." el cual les recomiendo que visiten, el único riesgo, es que pasen un buen momento con las cosas creativas que escribe.
Les dejo el enlace directo a ese articulo, para que vean el original.
¿Que fue de... La Mujer Maravilla?, y a continuación, me tomo la libertad de reproducir el articulo.
Nuevo reto semanal, en esta ocasión debía encontrar a una heroína inmortal de raíces clásicas: Wonder Woman, Diana de Themyscira. ¿Por dónde empezar a buscar? Por Themyscira, obviamente. Se trata de una isla en el centro del Triángulo de las Bermudas que no aparece en los mapas. Me costó mucho trabajo comprar el billete de avión por Internet, y en el último momento una huelga de pilotos fastidió mis planes.
No tenía tiempo que perder, y la idea de viajar a Themyscira, habitada exclusivamente por amazonas, por atractiva que fuera, se veía irrealizable. Entonces me di cuenta de que lo estaba complicando mucho, al percatarme de que ella sigue en activo, y se me ocurrió algo mucho más fácil: tirarme desde lo alto de un edificio y esperar a que nuestra heroína me salvara. El plan era arriesgado, pero todo es poco para conseguir mi artículo semanal.
Lo sé, podría lanzarme desde un puente en vez de escoger un edificio, pero es que no soporto el agua fría, y en esta época está helada. Tirito sólo de pensarlo. Subí a la azotea del edificio más alto de la ciudad, cerré los ojos, y di un paso al frente. Abrí los ojos: Estaba lejos del borde, pero es que esas cosas dan mucha impresión. Me acerqué al borde, cerré los ojos de nuevo y avancé. La caída fue cuestión de segundos, durante los cuales toda mi vida pasó ante mis ojos. Aproveché para ver dónde había guardado la cartilla del banco, que no conseguía encontrarla. Pocos metros antes de llegar al suelo, como estaba previsto, mi trayectoria se vio desviada por unos brazos poderosos que me elevaron de nuevo a la azotea.
No tenía tiempo que perder, y la idea de viajar a Themyscira, habitada exclusivamente por amazonas, por atractiva que fuera, se veía irrealizable. Entonces me di cuenta de que lo estaba complicando mucho, al percatarme de que ella sigue en activo, y se me ocurrió algo mucho más fácil: tirarme desde lo alto de un edificio y esperar a que nuestra heroína me salvara. El plan era arriesgado, pero todo es poco para conseguir mi artículo semanal.
Lo sé, podría lanzarme desde un puente en vez de escoger un edificio, pero es que no soporto el agua fría, y en esta época está helada. Tirito sólo de pensarlo. Subí a la azotea del edificio más alto de la ciudad, cerré los ojos, y di un paso al frente. Abrí los ojos: Estaba lejos del borde, pero es que esas cosas dan mucha impresión. Me acerqué al borde, cerré los ojos de nuevo y avancé. La caída fue cuestión de segundos, durante los cuales toda mi vida pasó ante mis ojos. Aproveché para ver dónde había guardado la cartilla del banco, que no conseguía encontrarla. Pocos metros antes de llegar al suelo, como estaba previsto, mi trayectoria se vio desviada por unos brazos poderosos que me elevaron de nuevo a la azotea.
Abrí los ojos para agradecer a nuestra heroína su bello gesto, y me encontré con Superman, quien, después de la entrevista que le había hecho unas semanas antes, no me perdía de vista. Le expliqué lo que pretendía, y me dijo que no me podía ayudar, pues hacía mucho tiempo que no sabía nada de ella, y se fue a prepararse para el baile de aquella noche.
Volví a arrojarme, y un pegajoso Spiderman me devolvió arriba. Otro nuevo intento me hizo conocer al Capitán América. Luego vino Daredevil, Catwoman, Linterna Verde, Hulk, Batman (con Robin, sí), Supergirl, y un sin fin de personajes. El último fue Superlópez. Cuando me subió a la azotea, una mujer morena me estaba esperando.
— ¿Vas a dejar de hacer tonterías?
— ¿Diana? Esperaba que me salvaras tú.
— Si tuviera que atender a todos los que lo desean, no tendría tiempo para nada más. Pero tu empeño ha terminado por captar mi atención. ¿Cuántas veces te has lanzado al vacío?
— Setenta y cuatro, teniendo en cuenta que llevaba más de veinte cuando perdí la cuenta y volví a empezar.
— ¿Y todo esto para qué? ¿Qué quieres de mí?
— Pues… hay algunas personas que quieren saber de ti. Me gano la vida haciendo pequeñas entrevistas a personajes conocidos, por petición de mis lectores.
— ¿Te pidieron que me encontraras? Es un honor…
— En efecto, y si no te importara contestar unas preguntas…
— No suelo aceptar estas cosas, pero estaré encantada.
— Para empezar, ¿cómo llevas eso de aparecer como un icono sexual para hombres, siendo tu ideología mucho más cercana al feminismo?
— ¿Qué quieres que te diga? Me gusta gustar, pero no soporto que me limiten a eso. Cualquier persona, hombre o mujer, es mucho más que un cuerpo, y quien sólo vea cuerpos, se pierde lo mejor.
— Me llama la atención tu origen clásico, y tu milenaria rivalidad con la maga Circe. ¿No te cansas de ser inmortal?
— ¿Quieres saber cuál es el truco? Hacer cosas, estar ocupado. Lo que aburre es no hacer nada, pero cuantas más cosas haces, más quieres hacer. Y ni siquiera yo tengo tiempo para todo.
— ¿Y no te gustaría llevar una vida más normal? No sé, un trabajo convencional, tener hijos… La maternidad es algo que muchos hombres envidiamos, un regalo que os dio la naturaleza.
— ¿Tener hijos? ¡Aún soy joven para eso! Algún día… Ahora no tengo tiempo, no sé si estoy preparada. Y tendría que encontrar al padre adecuado.
— ¡Pero tú conoces a muchos hombres! ¿No serás de las que piensan que son todos iguales?
— Sí y no. Son todos igual… de distintos. Cada uno tiene sus propias rarezas, aunque hay algunos rasgos bastante comunes. Pero en todo hay excepciones, por supuesto. Se tiende a simplificar y… es un error. La realidad es complicada, las personas son complicadas, incluso aunque parezcan sencillas. Lo inteligente es mirar más allá de nuestro propio ombligo, a los ombligos de los demás.
— Aparte de tu tiara, de tu poderoso cinturón y de tus brazaletes, tienes un lazo mágico. ¿No te serviría para echar el lazo a quien te interese?
— No, no me serviría. Mi lazo sirve para que diga la verdad quien esté atrapado por él, y yo no podría estar con nadie que necesite el lazo para ser sincero.
— ¿Sabes que no te veo muy feminista?
— Si llamas “feminismo” a defender que la mujer es superior al hombre, no lo soy. Sería como ser machista, pero al revés. Creo que soy lo suficientemente inteligente como para no caer en ese error. Y ahora, si me disculpas, tengo que hacer algo urgente.
— Claro, has sido muy amable. Por cierto, Superman me dio recuerdos para ti.
Tras una enigmática sonrisa emprendió el vuelo y se alejó a súpervelocidad. No sé qué más decir de esa mujer, salvo que conocerla ha sido una maravilla.
Bueno, esto es todo... les dejo una vez mas el enlace al articulo original.
Espero que pasen unos minutos divertidos con este articulo, a mi en lo personal me pareció muy agradable.
Nos Vemos.